

La reacción del von braunismo dentro del PT hacia las últimas medias de la premier Rene Renoir es noticia, pero la rivalidad entre ambas dirigentes es cuento ya viejo.
Colaboradores cercanos recuerdan que, cuando Saint Meran decidio apuntar a Renoir para hacerse cargo del Consejo de la Federacion, Elisa von Braun exclamó un 'no entiendo por qué'.
Aparentemente senadora se vió forzada a votar en favor de la elección de Renoir para la jefatura de gobierno, pero a regañadientes y para mantener la historica disciplina partidaria.
Elisa no entendia por qué el basileo, teniendo a ambas como opción, se decanto por la waterlandesa y no por ella. Y esa duda podría estar carcomiendola.
Pero creer que esta rivalidad interna del partido gobernante es una mera pelea personalista no tendria el mas minimo contenido de realidad.
El '¿Por qué no yo?' se transforma en realidad '¿por qué no mi proyecto?'
Debe recordarse que Elisa von Braun es una seguidora de Saint Meran desde la primera hora, y su desilusión no se basa en la decepcion personal, sino ideológica.
Luego de las elecciones para la primera legislatura de la 'Tercera República' que fueron un claro castigo político al conservadurismo post Dymas y al liberalismo post Vahal, ella esperaba ver concretado un espacio de centro-izquierda, un gobierno únicamente transversalista que representara el apoyo popular a la izquierda y barriera con las deficiencias de los gobiernos anteriores. Al principio esta opción fue matizada por la puesta en el poder de Jack Ackerman, quien mantuvo un gobierno mayoritariamente transversalista pero con un diálogo fluído con la oposición y algun cargo para el partido Conservador.
Pero mas tarde fue sorprendida por la elección de Renoir, que es de un ala reformista y mas centrada del Partido y quien supo ser en algun momento la misma mentora de Saint Meran. Era una estrategia distinta: la colaboración. El colaboracionismo excesivo que von Braun, guardando las formas de una dama, en su interior desprecia porque considera que debe haber 'un gobierno a la vez', y que las políticas a largo plazo debería implantarlas el transversalismo por si solo, en alianza con sectores independientes y aislando a los dos partidos de la derecha. "No porque sean de derecha, sino porque la ciudadanía los desprecia" asegura un asesor de la parlamentaria.
Hasta en las relaciones exteriores esas diferencias se notan: Renoir, a diferencia de von Braun que es proOMU, trató de alivianar y mejorar las relaciones con Timeria luego del 'asunto Avinyonet' y con el bloque europeo en general.
Al margen de ello. El orgullo y el prejuicio juegan su parte, Elisa cree que Renoir no supo leer la victoria transversal en las urnas; y Renoir considera que Elisa no termina de entender el juego de contrapesos de la política real.
Aunque no parece ser una mera discusión de formas, sino de fondo también. Un gobierno fuerte que sepa responder a los ciudadanos ó un gobierno de unidad nacional es, en suma, una cuestión de fondo.
Ante las tensiones internas del transversalismo, Saint Meran tendrá que posponer sus vacaciones, puesto que es el dirigente unificador de ambas tendencias. Y quien puede, actualmente, mediar entre las partes.
Pero las tensiones internas del transversalismo serían solo una mera cuestión partidaria, si no fuera que Renoir estuviera en la jefatura del gobierno, y von Braun la dirigente del Bloque Transversal del Congreso que maneja la mayoría parlamentaria del partido.
Así, aunque la Constitución le deje formalmente el juego político al Secretario de la Federación, tendrá que ser ahora el cuasi protocolar Jefe de Estado quien mente la solución de un posible conflicto intrapartidario a la luz de la realidad política. ¿Estaremos ante una nueva Constitución real?.
Lo sabido hasta el momento es que la tensión entre renoiristas y von braunistas no será fácil de relajar, y depende de un hombre mantener el equilibrio entre Ejecutivo y Legislativo y neutralizar así los aromas de disenso que podrían transformarse en un verdadero olor putrefacto.
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